Hoy es uno de los días grandes a nivel motociclista. La ruta de hoy nos llevará a recorrer cinco puertos de montaña o pass de más de 2000 metros de altura. La ruta aquí, unos 260 kilómetros de pura diversión. Aviso que voy a ser un poco cansino con las imágenes :-P
Nos levantamos pronto, a eso de las 7:00. Cuando nos asomamos por la ventana vemos que la carretera de Wilderswil a Grindelwald y Lauterbrunnen tiene un tráfico más que respetable para las horas que son. Y también vemos que el día está soleado. Espléndido para nuestros propósitos :-)
Lo primero, llenamos el depósito en la gasolinera que tenemos a menos de 2 kilómetros. No sabemos lo que nos vamos a encontrar, así que más vale prevenir.
Últimos preparativos, vamos que nos vamos!
Es sólo el quinto día y ya hemos hecho más de 2000 kilómetros. No está nada mal :-)
Y emprendemos la marcha desde Wilderswil.
Salimos de Interlaken por la carretera número 8 dirección Meiringen. Si no tuviesemos la vignette tendríamos que ir por la «calle» que bordea el lago, mucho más lenta. Ya la recorreremos otro día con calma.
Impresiona el desnivel que hay en tan pocos metros.
Sí, las manchitas blancas que hay a la izquierda, a la orilla del lago, son casas.
Abandonamos la «autopista» (un solo carril por sentido y sin calzadas separadas) Esta explanada alberga el aeropuerto de Interlaken. Que tiene que ser complicado aterrizar en un sitio tan cerrado. Suponemos que está restringido a aeronaves de tamaño pequeño y mediano.
Las zonas sombrías están ligeramente húmedas. Con cuidado, seguimos hacia Innertkirchen.
Y subimos unas montañitas que nos llevarán al valle que acaba en Grimsel Pass.
Una horquillas para ir abriendo boca.
Al fondo se ve una señal de obras. No sé qué estarían arreglando, la carretera estaba impecable.
Uno de los múltiples riachuelos de la zona.
Curvón amplio con gran visibiliadad.
Éste de las maletas iba con prisas, pero respetaba las contínuas; las cuales estaban puestas con bastante lógica, todo sea dicho.
Y estos iban sin ninguuuuuna prisa.
Gran diversidad de tonos de verde. Y un Focus en un montículo XD
La carretera, escoltada por majestuosos árboles.
Qué fresco entraba por estas abertura del túnel. Molan, ves por donde discurre en vez de meterte por vaya-usted-a-saber-por-donde.
Las rocas y la vegetación se pelean por tener un hueco es el valle.
Comenzamos oficialmente a subir Grimselpass.
Curiosos guardarraíles: de piedra!
Aquí son más normales, aunque mejorables ¬_¬
Curvitas que se pierden entre las montañas y túneles.
Si mirarmos para arriba, vemos ésto.
Y si miramos para abajo, ésto otro: el túnel por el que antes nos metimos.
A pesar de lo cerrado de las curvas, se hace lo posible para que ambos sentidos tengan visibilidad.
Curioso artilugio el que lleva el autobús detrás. Sirve para enganchar las bicicletas y no tener que meterlas en el habitáculo. Y es que con estos desniveles y la cultura de la bicicleta que hay en la zona, no es de extrañar.
Esa misma curva, pero mirada desde atrás. Y de regalo, un pequeño tomo de nieve en la vertical de la montaña.
Llegamos al pimer lago/presa, el Raterichsbodensee. Curioso efecto espejo del agua que refleja a la perfección la montaña que lo delimita.
Seguimos subiendo sin ninguna prisa.
Miramos para atrás y vemos dicho lago desde arriba, con la carretera a la derecha.
Y ponemos la vista en el siguiente.
Detalle de la presa que retiene el agua del lago de arriba. Madre mía para subir las piedras hasta aquí.
El lago Raterichsbodensee ya perece un charquito.
Este murete es continuación del de hace dos fotos. Si, el puntito amarillo sobre él es un autobús :O Y a la derecha, por donde acabamos de subir.
Si el autobús ha pasado, nosotros también :-) Ojo al detalle del salvavidas a la derecha; sí, la mancha roja. Al final de esta carreterilla/muro, está el hospicio de Grimsel. Y a la izquierda, como no, el Grimselsee.
Nos damos la vuelta a los pocos metros. Por cierto, como curiosidad, el muro está construido en el 1932.
Llama la atención el color grisáceo y terroso del agua. Supongo que por el color de las montañas que lo rodean y de los sedimentos de la misma.
Seguimos la subida. Al fondo se ve una carretera al aire?
Pues sí, está levantada para favorecer el trazado. Me encantan todas estas obras de ingeniería civil :-)
Aquí se aprecia mejor el color del agua y, al fondo, el hospicio.
Esa es la curva al aire de antes. Y a la derecha, otra caída de agua que alimentan el lago.
Y llegamos a la cima! La sonrisa no cabe en el casco :D
Buscamos la famosa escultura de los motoristas. Sí, esas líneas son aparcamientos específicos de moto. Y a que no sois capaces de ver el intercomunicador en el casco? XD
Una amable señora nos dice que si queremos que nos haga una foto juntos. Y luego los sociables somos los de la cultura mediterránea… No podemos rechazar una foto en la que salgamos los dos. Y menos aún en este famoso paso.
Ahora con la escultura. Un poco oxidada. Unas capitas de minio no le vendría nada mal.
Ey, que yo también iba! Y la moto de fondo, que es la protagonista de la aventura :’-)
Si nos asomamos, vemos la bajada de Grimselpass hacia Gletsch, nuestro próximo destino.
Bajemos, pues. El glaciar que asoma entre montañas creo que es el Rhonegletscher, glaciar donde nace el Rhone. Adivinad qué son los cortes de la montaña que tenemos de frente a la derecha. Sí, Furkapass!
Y al otro lado, más valle. Más agua. Más vegetación.
Seguimos avanzando mientras los metros de altura van disminuyendo a un ritmo vertiginoso.
Detalle de una de las primeras curvas de subida a Furkapass.
Pero aún no hemos acabado con Grimselpass. Que no os imagináis lo ligero que bajaba el autobús y lo poco que tocaba el freno.
Para dónde tiramos? creo que está bastante claro ;-)
Madre del amor hermoso. Imponente, el Furkapass nos saluda imponente.
Esta es la curva de más arriba, la que estaba sobre-elevada con un buen montículo de piedras. El coche era uno de esos coches que están en fase de pruebas, de los que apenas desvelan sus rasgos. Salvo que es descapotable :O Más adelante nos cruzaremos con él de nuevo. Y detrás, una Goldwing que bajaba bastante fuerte. Yo me acojoné cuando la vi aparecer tan rápido y tan tumbada. Sobre todo por los segundo ;-)
Buen lugar para aparcar tu Harley y echarte un cigarro.
Esta es la hermana mayor de la otra curva XD
Ojo al desnivel que se salva en tan pocos metros.
Y el asfalto impecable. Sacas el pie para tantear el agarre y parece lija.
Aquí se aprecia la gran cantidad de puentes y pilares que se han puesto para hacer el trazado más amigable.
Ya metidos en faena, miramos hacia arriba y nos tranquiliza ver que aún nos queda un buen rato de disfrute.
Cuando estás pasando por estas curvas te da cosica :-)
Seguimos ascendiendo mientras admiramos el paraje en el que nos encontramos
Esta foto me encanta: Grimselpass a la derecha, Furkapass a la izquierda. Y en medio, un río que creemos que será el comienzo del Rhone. Preciosa estampa
Y ese agua venía de este glaciar.
La fotógrafa también quiere salir, que se lo está currando!!
Y llegamos a la cima. Sin poner el pie en el suelo, comenzamos a bajar hacia Andermatt.
El trasiego de motos es una constante.
Asomamos la cabeza hacia abajo y vemos curvas como esta.
Como si no tuviesemos cosas interesantes de frente ;-)
Se puede apreciar en las imágenes, el asfalto de esta cara del Furkapass está en peor estado que por la que subimos. Más estrecha, los bordes de la calzada están re-asfaltados a trozos y la línea divisora de los carriles ha desaparecido. Aun así, se puede bajar sin ningún problema a buen ritmo.
Menos mal que no tenemos tanto tráfico como los que suben por este lado.
Qué raro, una caída de agua ^_^
Este es el valle que nos espera. Una preciosidad, sin duda alguna.
Vaya, si antes hablo… huele a freno churrascado :(
Pues anda que no le queda bajada al de los frenos…
Estos son parte del convoy del coche de pruebas que nos encontramos a la subida. Versión berlina y versión ranchera. Perdón, wagon, o touring. Vamos, ranchera :-P
Seguimos bajando y logramos pasar a todos los coches. Yo creía que el de los frenos abrasados iba a ser el autobús (que tela lo bien que maniobraba en las horquillas), pero resultó ser uno de los coches de pruebas. Para mí que era el del remolque. Así me gusta, que los prueben bien antes de sacar nada al mercado.
Este no creo que parase a fumarse un cigarro, sino a inyectarse un Red Bull en vena XD
Miramos hacia arirba, por donde hemos ido bajando. No está mal, no…
Qué bonito ver trazar en la subida a esta BMW R-R. No me dio tiempo a ver la cilindrada :-P
Acabadas las curvas, una recta para comentar la jugada. Nos paramos en un paso a nivel y nos seguía esta preciosidad. La fotógrafa no se pierde una.
Esta foto me transmite una paz y una tranquilidad…
Siguiente puerto: Oberalppass.
Acertada foto con el teleférico en medio. Al fondo, Andermatt, que se interpone en nuestro camino. A la entrada del pueblo, un camping.
Ya en el pueblo, calles estrechas con las casas perfectamente preparadas para la nieve.
Juraría haber visto esta foto en una de las múltiples crónicas que nos «empollamos» antes de hacer el viaje.
Damos alcance a otros locos como nosotros.
Esta gente cuida hasta el último detalle. Hasta los supermercados. Lo de arriba no sé qué es…
Tenemos claro dónde vamos, verdad? Oberalppass!
Qué cachondos estos suizos: un granjero de madera con una rueda de tractor. Y de fondo, PAC-MAN.
A dónde iría este buen hombre…
El asfalto está impecable, de veras. Y el interior de la curva está recién cortado. Supongo que para aumentar la visibilidad de la curva. Si estuviésemos en España también sería para evitar incendios. Pero aquí supongo que será más para evitar que la vegetación se meta en la calzada.
Imponentes montañas de frente.
Mejor giramos, que le he cogido cariño a la carretera.
Me encanta cuando la carretera hace estos cambios suaves de dirección.
Ya estamos casi casi arriba. Un manto verde cubre la montaña.
Y sólo nos queda atravesar este túnel que protege la vía de posibles aludes. Y a la derecha de la carretera, la vía del ferrocarril.
Paramos para hacernos unas fotillos y para estirar las piernas. Aquí hacía algo de fresco. El sol calentaba, pero corría un aire frío.
Como no, el lago en las cimas es ya una constante en estos parajes.
Nos tomamos un ligero ágape al resguardo de una caseta. Y deshacemos parte del camino, de vuelta hacia Andermatt otra vez. Esto sería todo lo al este que iríamos.
Esta curiosa «estatua» está a la salida del pueblo (o a la entrada según vinimos). En una gasolinera. Siempre es bueno saber que se puede respostar.
Y estos cacharros (dicho con todo el cariño) se parecen mucho a los que adelantamos ayer a la salida de las catarátas del Rhin…
Ponemos rumbo al siguiente destino: Airolo a través del paso de San Gotardo. O como lo llaman aquí, Gotthardpass.
Tardamos muy poco en comenzar a subir. El asfalto no sólo está caliente y liso, sino que además parece estar «duro». No sé como explicarlo, como si estuviese muy compactado y sin ondulaciones.
Vamos atentos para intentar tomar la alternativa antigua, la adoquinada.
Y la encontramos con facilidad ^_^ Eso sí, nos topamos con un curioso coche.
Es una de las atracciones turísticas de la zona: la diligencia de San Gotardo
Les pasamos con facilidad: nosotros contamos con 110 CV (ejem ejem…ya será alguno menos) y ellos sólo con cuatro.
proseguimos nuestro camino, dejando el trazado nuevo a la izquierda.
Vamos botando un poco, pero las vistas merecen la pena.
Y llegamos arriba del todo. Como no, un lago nos da la bienvenida.
Ay! las pegatinas! A alguno le metía yo la pegatina por el culo. Tendrían que poner otra señal más abajo para que la gente se expresase libremente. Por decirlo finamente :-P
En el paso de San Gotardo se puede ver el monumento dedicado al famoso aviador Guex Vaudois, que cayó al servicio de su país en esa región del San Gotardo, la obra de 1928 de Fausto Agnelli.
Decidimos bajar por El Tremola, como se denomina a la vía pavimentada que une el alto de San Gotardo con Airolo.
Curioso como están subidas las curvas para salvar desnivel.
No me quiero imaginar bajar por aquí con los adoquines mojados…
Y tampoco me quiero imaginar el suplicio que es subir por aquí en bici :-P
Por ahí arriba discurre el trazado nuevo.
Y por aquí discurrimos nosotros.
Nos quedan aún unas cuantas :D
Tela el desnivel que se baja en apenas unos metros.
Una de las últimas horquillas de La Tremola. Con riachuelo incluído.
Ya casi estamos abajo, donde podemos observar el trazado de la carretera convencional.
La verdad es que el Scalextric que se han montado está muy currado.
Detalle de la curva al vuelo tan famosa de este paso.
No éramos conscientes de que nos habaímos dejado por ver el Puente del Diablo y el monumento al general ruso Suvórov. Ambas situadas en la parte norte del paso, por encima de Andermatt. Nos lo apuntamos para la próxima vez. Lástima que nos hayamos dado cuenta haciendo la crónica ¬_¬ . Así tenemos excusa para volver :-P
Llegamos a Airolo. Tanto traqueteo nos ha dejado las posaderas al jerez. Paramos en la estación de tren para hacer una visita al servicio. En el interior, curiosa la decoración.
La pose de la ministra mucho menos soez que la mía. Qué se le va a hacer, lo llevo en la sangre :-P
Ponemos rumbo al Passo della Novena o Nufenenpass. Sería el quinto «dosmil» del día.
Ya que estamos, llenamos el depósito.
Tras recorrer una zona boscosa, da comienzo la subida.
El sol sale tímido entre las nubes. Más y más caídas de agua por las laderas.
Serpenteando, vamos protegidos por un cordón amarillo. Bueno, nos protegerá del ganado que haya dentro XD
No sé yo qué guardarraíl es mejor, si el otro o éste.
El asfalto es raro, parece más cemento. Agarra bien, pero está dado como a planchas.
El frío se hace más y más notable según ascendemos.
La pared vertical a nuestra derecha nos indica que ya no estamos muy lejos de la cima.
Mientras, las montañas parecen observar lentamente a los locos que osamos recorrer sus carreteras.
Aquí se aprecia mejor lo que comento del pavimento.
Pues sí que hace fresquete, esta nieve me da que si no se ha derretido ya, se queda aquí hasta el verano que viene. Entendamos «fresquete» en el contexto de dos españoles de la meseta central acostumbrados a que un 14 de agosto a las 14h no se puede casi ni salir a la calle ;-)
Qué gran diferencia entre que el sol esté cubierto por las nubes o que esté libre para dar calor.
He de decir que impresiona mucho el mirar para cualquier lado y ver montañas por todos los lados, hasta donde alcanza la vista.
Nuestra compañera de fatigas, descansando un poco mientras mira el lago de la cumbre.
Y la fotógrafa me inmortaliza con una gran sonrisa bajo el casco. Que no se ve, pero no creo que tenga que convenceros mucho para que me creáis :-)
Comenzamos la bajada hacia Ulrichen.
Como habréis podido apreciar, las fotos ahora tienen algo menos de calidad debido a que la batería de la cámara se agotó al coronar el paso de San Gotardo. Y tiramos de smartphone. Lo cual limita mucho el enfoque, el encuadre, la calidad… De ahí que se vea algún dedo :( De todas formas, merecen la pena ;-)
A la izquierda asoman unas horquillas tentadoras.
Tiramos de freno motor para no castigar mucho los frenos.
En esta cara, el asfalto vuelve a ser «normal» Bueno, salvo los regalitos que los animales locales dejan en la calzada XD
No nos cuesta deshacernos de los vehículos que nos precedían. Diversión en estado puro.
Una vez más, las montañas parecen forradas con una alfombra verde. Sólo interrumpida por las continuas caídas de agua provenientes de las nieves perpetuas de las cumbres más altas.
Una caída más de agua. Como caiga una roca…
El hambre aprieta y apretamos el ritmo un poco. Insisto, un poco, sin grandes excesos.
Abandonadas las zonas más altas, ciclistas y senderistas forman parte del paisaje.
Estas dos fotos me parecen muy descriptivas para expresar lo pequeño que te sientes en zonas como éstas.
Esta foto la pongo porque es de las pocas curvas ciegas que hay en esta bajada. Saber qué te vas a encontrar a la salida de cada giro aumenta la seguridad y, porqué no decirlo, el ritmo.
Son relativamente frecuentes encontrarse con pequeñas zonas en las que la vía se estrecha ligeramente.
Hace unas cuantas curvas que dimos por zanjada la bajada del Nufenenpass para continuar con la carretera de montaña que nos hace de enlace.
Se va abriendo la visión del valle que acaba en Brig.
Ojo al detalle de la rendija que hace sumidero para el agua. En plena carretera. Bueno, a un lado :-P Me refiero a fuera de poblado.
La carretera tampoco tiene mucho que envidiarle al paso en sí :D
Pues ya estamos abajo del todo. Vamos a ver si encontramos un sitio para comer.
Somos poco exigentes: un banco en una praderita para desplegar el chiringo: embutido, pan, frutos secos. Lo que se ve a la derecha es mi pezuño. Y a la izquierda, la moto. Claro que sí :-)
Emprendemos la marcha de nuevo hacia el norte. Al poco nos encontramos con Grimselpass de frente, por su cara sur.
Esta señal es la misma que fotografiamos al principio del día. Esta vez, tiramos hacia casa.
Dejamos atrás Furkapass. Hace escasas horas que le conocimos y ya lo vemos como si fuera de la familia XD
Aunque vamos hacia casa, aún nos quedan curvas de disfrute ;-)
Dejamos Grimselsee a la derecha.
Como se rompa la presa nos vamos a tomar por saco XD
Bajamos a buen ritmo. Y con «-mos» me refiero a nosotros y al del Mercedes.
Los autobuses tampoco son mancos. Evidentemente es otra liga, pero a más de uno querría verle yo con semejante bicharraco por estas zonas.
Decidimos pasarles. No nos damos cuenta de lo lento que rodamos hasta que nos lija una Monster.
Ya en los alrededores de Interlaken, observamos el color del Lago Brienz, que cambia según le da la luz a lo largo del día.
Llegamos a Wilderswil, en ese restaurante fue donde cenamos ayer. A ver dónde acabamos hoy :-)
Aparcamos en la misma puerta de la habitación del motel. El día ha salido a pedir de boca, y eso queda reflejado en nuestras caras.
Tenemos la suerte de tener terraza/jardín al ser un bajo.
Jugando un poco con la cámara, tomamos estas instantáneas desde las proximidades de la habitación. Y con proximidades hablo de unos cinco metros, a lo sumo.
Los tonos rojizos del sol en su ocaso se refleja en la montaña. Una auténtica belleza natural.
Como hemos comido frío, pues cenaremos caliente :-) Un par de pizzas y el agua a otros 8 CHF. No hemos aprendido la lección.
Las pizzas están bastante buenas. Unos 15 CHF cada una. Y nos cuesta acabarnoslas. El sitio es Luna Piccante, enfrente del motel.
Cruzamos la calle y en menos que canta un gallo nos metemos en la cama contentos por un día perfecto.
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Ya te digo que un día perfecto…
Esos puertos ya los conocía por imágenes, pero vuestras fotos hacen ver un desnivel que pensaba que no era para tanto. Hay que tenerlos cuadrados para bajar por esos empedrados… Sigo con la lectura, que engancha.