Nos despertamos un poco más tarde de lo previsto. Tras desayunar unas viandas que nos hacen ahorrarnos el desayuno del hotel, emprendemos la ruta que nos llevará a recorrer el puerto del Gran San Bernardo, a pisar Italia, el Pequeño San Bernardo (ojo, no confundir con «San Bernardino») y el Col de l’Iseran. Como una imagen vale más que mil palabras, podéis ver la ruta de de unos 330 kilómetros aquí.
Salimos de Chamonix dejando atrás al gigante blanco para volver sobre nuestros pasos.
Anoche nos vimos fuertes y decidimos volver al Col de la Forclaz y pasar por el puerto del Gran San Bernardo. Alarga la ruta, pero tras un día de casi descanso no supondrá gran problema.
En el desvío de Martigny decidimos llenar el tanque para ir sobre seguro.
5.6 litros a los 100 kilómetros, cargados y por montañas. No está nada mal. Inexplicablemente, es España me es casi imposible hacer esas medias. ~_~
La alternativa era atravesar el túnel (de pago) de casi 12 kilómetros. No hay color :-)
En vez de tirar por la carretera #21 (E27) nos metemos por una alternativa que acorta unos kilómetros, pero que es bastante más lenta. A cambio, pasaremos por el Lago Champex.
Y esta simpática señora nos da la bienvenida :-)
La carretera empieza a tirar para arriba. Buenas noticias ;-)
Esa pintadita en el asfalto juraría que la hizo el colega que nos lijó con un Subaru WRX STi.
La carretera es estrecha, pero es una delicia circular por ella.
El lago es bastante menudo, sólo 0.11 km².
Ese caminito, si tuviera una trail…
Ya divisamos la carretera general a la que nos dirigimos. Con una espléndida vista del valle.
Este último tramo tiene el asfalto un poco levantado, pero bueno, merece la pena.
Ya en la carretera #23, nos quitamos de en medio a algunos coches, que había un camión que ralentizaba la marcha. La mayoría de los coches se echaban a la derecha dándonos paso. Qué gozada…
El asfalto está levemente agrietado, cosa realmente extraña en los grandes puertos suizos.
Curioso bar, la próxima vez que pasemos por aquí, paramos. Aunque sea para hacer un par de fotos con calma.
Los túneles abiertos son la caña, no dan sensación de aire cargado y dejan ver el valle por el que discurren.
Esa presa que se ve es el Lac des Toules, de sólo 0.61 km².
Por dónde tiramos? No hay duda ^_^
Qué maravilla de… de… de todo: asfalto, trazado, paisaje, olores…
Uno de los múltiples respiraderos del tunel. Parece una caseta de guarda forestal, pero en bajita :-P
La calzada es estrecha y con arcén mínimo.
Habrá que andarse con ojo por si nos encontramos alguna piedra por el camino :-)
2270 metros del altura y la cima a 2 kilómetros.
Giramos la vista hacia atrás y vemos ésto.
Ya se ve las edificaciones del Col.
El hospicio de la cima tiene una característica pasarela que cruza la carretera por encima.
Aparcamos y nos quedamos mirando la moto que tenemos al lado: una Ducati ST3. Al poco llega un chaval y le digo que qué moto más chula y empezamos una breve conversación. Era Italiano y me dijo que había recorrido gran parte de Europa con esa moto. Me dijo que tenía 320.000 kilómetros… o 32.000 (mi italiano es bastante escasito XD ) y no pude echar un ojo al odómetro. Lo mismo se refería a los kilómetros que llevaba él. A saber…
Muy cuidados los cruces sin visibilidad. Nosotros coqueteamos con el espejo :-P
Foto de rigor mientras bebemos un poco de agua, que el día está soleado (para variar)
Hay bastante gente en la cima. De todos los colores.
En el suelo está marcado el camino hacia los perros que tienen con huellas como éstas. Curiosa y original forma de guiar a la gente.
E infinidad de motos. Las Multistrada parecía que las regalaban!
También hay buenos coches (juro que no hice la foto por la jamelga)
Si os fijáis, la moto que está detrás de la nuestra tiene los cascos y los guantes sobre la moto, sin atar ni nada. Y los mendas se fueron por ahí. Ah, y la mochila sobre-depósito la dejaron abierta tras sacar la cartera. Definitivamente, es otra liga…
Y, como no, el emblema del puerto está presente por todos lados.
Estábamos preparándonos para partir, cuando llega un grupo de motos y empiezo a oír hablar en castellano… Me giro y, curiosidades de la vida, veo alguna cara que me resulta familiar y que cuadran con los modelos de moto que veo. Tímidamente pregunto: «Vosotros sois los Kinders, ¿verdad?» Pues sí, lo eran.
Hay que ver lo pequeño que es el mundo…
La verdad es que nos hizo ilusión encontrarnos con ellos. Gente con la que habitualmente estás en contacto por foros y demás, encontrados a casi 2000 kilómetros de casa. Un saludo chavales!
Remprendemos la marcha bordeando el lago de la cima, tan característicos de estos pasos montañosos.
Aunque el día está soleado, estamos a 2700 metros y corre un aire bastante fresco. Así que el agua tiene que estar… como para bañarse!
Estamos a punto de pasar la frontera con Italia. Y con «a punto» me refiero a que nos deben quedar escasos 20 metros (si llega)
El hospicio desde lejos, ya en territorio italiano. Ni pusimos el pie en la frontera.
Y comenzamos la bajada por el lado italiano.
El paisaje tiene pinta de que en invierno es pura nieve.
El asfalto es una maravilla, casi mejor que por el lado suizo.
Lástima que es casi todo línea contínua.
Bonitas vistas del valle desde aquí arriba.
Por esos cortes que se ven en la montaña hemos ido bajando poco a poco.
Detalle del asfalto: impoluto.
Ya un poco más abajo, los bosques invaden el paisaje
Aunque parezca la misma foto, no lo es :-P
Este puerto tenemos que repetirlo subiendo por este lado, el italiano. Pero lo dejamos para otra ocasión ;-)
Precioso valle, sólo perturbado por el viaducto de la autovía ¬_¬
Si os soy sincero, no tengo ni idea por dónde tiramos en este cruce XD
Seguimos Por la A5 (E25) para no demorarnos mucho. A las 13:30 paramos para refrescarnos un poco. Estamos en Italia y nos planteamos si comer ya. No tenemos mucho hambre, así que llenamos el depósito y tiramos. Eso sí, aquí la gasolina es bastante cara: 1.943 € el litro. Sí sí, euros, no CHF. La madre que les parió! Ah, y ya no funciona lo de meter la tarjeta y que te cobren. Hay que meter dinero en metálico. Menos mal que llevamos un billete de 10€, porque 20€ de sopa no le caben ni de coña.
Levantamos la vista y seguimos viendo montañas :D
En Pré Saint Didier tomamos dirección al Pequeño San Bernardo, o -como lo llaman aquí- el Piccolo San Bernardo.
Lástima de camión y línea contínua.
Nos lo tomamos con mucha calma y admiramos las cordilleras que nos rodean.
Adoro estos trazados de curvas enlazadas :D
La carretera se estrecha y se hace más y más empinada. Por cierto, ojito a la variedad de colores de los cubos de basura.Y hay quien se queja de los de aquí XD
Parece que están de obras por aquí.
Podríamos haber parado a comer en este banquito, en el interior de una curva. Nos pesaría no haberlo hecho ~_~
Algún nevero con los últimos restos de nieve.
Como no, el lago correspondiente que acumula las aguas del deshielo. O que, directamente, se congela en invierno XD En este caso es el Lago Vergne, de tan solo 0.203 km²
Ya no se ve más montaña, así que debemos estar arriba :-)
Como no, los remontes para esquiadores están ahí.
Y la foto de rigor en el alto del Puerto del Pequeño San Bernardo.
Como pasa con su hermano mayor, la frontera de Italia con Francia está en el alto. Una vez más, ni el pie en el suelo. Aunque al ser UE es más normal, la verdad.
Y, como no, la foto desde el lado francés con la gran maqueta con ruedas.
Que se vea nuestra compañera de fatigas que carga con nosotros y con nuestros bártulos.
Y comenzamos la bajada sobre territorio galo.
No os dejéis engañar por las nubes. Eran las 14:34 y el sol pegaba bastante. Aquí arriba no se estaba mal, corría aire fresco.
No tenemos ni idea de que pueblo es ese. Todo indica que es Bourg-Saint-Maurice, pero porque lo hemos mirado haciendo la crónica :-P
Curioso este telesilla que pasa por encima de la carretera. Con su red de protección y todo. Bien pensado, sí señor.
Y empiezan las horquillas a izquierdas.
El asfalto está un poco bacheado y con bastantes grietas. Una verdadera pena, porque el puerto es impresionante.
Aquí ya no hay elegantes clásicos ni deportivos. Un Panda :D
Y nos vamos adentrando en el bosque.
Y las vacas en la ladera, como si nada.
Curiosa cascada que cae por encima del túnel. Espectacular a la vista y al oído.
Ya abajo del todo, la temperatura ha subido bastante y el sol pega en los pantalones negros. Lo que sumado al calor que desprende la moto (y eso que no sube de los 80ºC) hace que sea bastante incómodo. Nos desviamos ligeramente hacia Séez para buscar una fuente donde refrescarnos.
Reemprendemos la marcha hacia Val D’Isere para subir el Col de l’Iseran. Una vez más, autoamtizado el paso de coches. Y con cronómetro, para los más prisas :D
Allí al fondo se ve nuestro amigo, al que en breve ascenderemos. Abajo, un muro se mimetiza con el entorno. Esta presa tapa un antiguo pueblo, que es visible cuando se vacía la presa por labores de mantenimiento. Qué cosas…
Mola el aspecto vintage del túnel :-)
La presa de cerca. La carretera que discurre sobre ella es ancha de narices!
No sé quién será esa iron maiden \m/
El olor a ¿pino? se puede casi masticar.
Gracioso el nombre de túnel/para-avalanchas XD
Bonito coche. Creo que es un Jaguar E-Type, como el de Austin Powers :D
Bonito desfiladero, la carretera discurre entre túneles y coquetea entre las montañas.
Agua, qué rica. La acompañaba de un bocata de jamón! XD Porque, sí, aún no hemos comido ~_~
Y llegamos a Val d’Isere :-)
Con una población de unos 1800 habitantes, fue sede de los juegos olímpicos de invierno que se celebraron en Francia en el 1992. Y el mundial del 2009.
El Vanoise National Park es una delicia para la vista.
Unos tenemos moto, otros coche… y otros helicóptero :-P
Decidimos descansar las posaderas un poco, que la bajada de Pequeño San Bernardo nos las ha castigado bastante con su irregular pavimento.
Nos encontramos con tres motoristas polacos con los que cruzamos unas palabras en un inglés bastante precario. No sabían dónde iban a dormir. «Cuando nos cansemos», dijeron.
Reemprendemos la marcha con la emoción de un nuevo puerto por delante. Y uno de los grandes!
Al poco de comenzar a ascender, la vegetación comienza a escasear más allá de hierba y sotobosque.
El asfalto está bastante bien, al menos de momento.
El pueblo desde las alturas. Está situado en un marco incomparable.
Según vamos ascendiendo, la temperatura baja.
Ya casi arriba del todo, decidimos que no vamos a quitarnos ni los cascos :-P Qué rasca!
Al coronar la cima, admiramos el paisaje lunar y decidimos pararnos a hacer unas fotos más decentes, sin las limitaciones de ir rodando.
Lástima los tres turistas que están frente a la pequeña iglesia.
Tenemos un hambre digna de un soldado. Pero aquí no vamos a desplegar el chiringuito. Y cado uno se las apaña para coger fuerza a su manera XD
Tras esperar a que la gente se quitase para hacer una foto con el cartel, nos aburrimos y la tiramos tal cual. Aunque dudo que esta estampa se nos olvide alguna vez.
Comenzamos el descenso de los 2770 metros, que discurre -como no puede ser de otra manera- entre varias montañas cubiertas por una tímida alfombra verde.
A que mola el guardarraíl? :-O
La afición al ciclismo se puede palpar.
Uno de los grupos de ciclistas eran españoles, les oímos darse voces entre ellos XD
Apartamos la mirada de la carretera un momento para seguir disfrutando de lo que nos espera los próximos kilómetros.
Preciosa la carretera discurriendo por la ladera.
Estas flores rompen el paisaje aportando otro color.
Cuando unos volvemos, otros van. O cuando unos vamos, otros vuelven. Como quiera verse ;-)
Eso debe ser Bonneval-sur-Arc.
Luego nos precupamos por los airbags, los cinturones con pretensores, los anclajes isofix y las estrellas EURONCAP :-P
Al salir del pueblo vemos un pequeño merendero y decidimos parar a comer. Sí, deben ser las cinco de la tarde :-O
Con la tripa medio-llena, nos colocamos para continuar. Ready, steady, go!
El sol se asoma tímido entre las nubes. Vamos a darnos un poco de prisa, que queremos llegar con luz para buscar el alojamiento que tenemos reservado.
Termignon? Esos no son los que hacen los escapes para las Ducati? :-P
Continuamos por la D1006, más ancha y con muy buen asfalto. Nos encontramos con algunos coches que nos facilitan el adelantamiento. Así da gusto!
Este castillo/palacete/convento no recordamos qué era. Lo que sí recordamos es que estaba señalizado como de interés turístico.
Curiosa forma de adornar una rotonda. Y seguro que más baratas que muchas que yo me sé ¬_¬
Ya nos indican nuestro destino: St Michel de Mauriane.
A partir de aquí, iremos junto al río. Refresca bastante el ambiente, la verdad. A la derecha se ve el puente de la autopista que estaba aún en obras según qué tramos. Nosotros vamos muy bien por la departamental ;-)
Recorremos los últimos kilómetros algo cansados, pero con un muy buen sabor de boca. El cansancio era principalmente, por el dolor de culo debido al asfalto irregular
Y llegamos a nuestro destino, el hotel Le Maritan. La habitación está bastante bien y ha sido bastante económico. Y tiene parking cerrado para motos y bicis :D
Ducha reparadora y salimos a dar una vuelta por el pueblo, que no tiene nada del otro mundo.
Cenamos en un sitio muy cercano al alojamiento. De hecho, en el hotel lo recomendaban. Tampoco es que hubiese mucho más. Curiosamente, la camarera habla español :-O
Tras el paseito de rigor para estirar las piernas y relajar los glúteos, nos vamos a la cama. Mañana es otro gran día de puertos. ¿Y qué día no lo es? :D
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